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Nuevo credo para el mezcal

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Una producción artesanal se suma a las mejores materias primas del país para dar vida a un auténtico mito: Mezcal Creyente.

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_empty_space height=”50px”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Hay mitos que sirven para explicar una realidad y mitos que logran unir a pueblos enteros. Con Mezcal Creyente, su misticismo surge de las tierras de las que provienen sus agaves, de Oaxaca y Morelos. Un destilado que nace de la filosofía de que todo es posible, y esta creencia se refleja en la pasión por crear un mezcal que sea auténtico, y que involucre en su proceso a muchas manos interesadas en promover las tradiciones del país.[/vc_column_text][vc_column_text]Mezcal Creyente Joven es la unión de dos agaves cien por ciento Espadín, y provenientes de las regiones de Tlacolula y Yautepec. Además, su producción es completamente artesanal. Inicia con el corte de hojas de los agaves, para formar la piña y, posteriormente, cocerla durante tres días con madera de mezquite en un horno cónico de tierra. De este proceso se obtiene un sabor y aroma ahumado. La segunda parte comienza cuando la piña cocida es triturada a mano en un molino de piedra. Allí se extraen los jugos para su fermentación en tinas de madera y se destila el caldo en alambiques de cobre.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image=”216241″ img_size=”large” alignment=”center”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Quien sea un adepto de la bebida, reconocerá el sabor que se obtiene de una producción así. Notas frutales y dulces del Valle de Tlacolula, así
como herbáceas y cítricas de Yautepec, con un acabado de madera de mezquite ahumado. En cualquier mesa, la sal de gusano y las rodajas de naranja son acompañantes que redondean su sabor.[/vc_column_text][vc_column_text]La imagen de este mezcal es un animal que sólo podría estar presente en una mitología como ésta. Una criatura que obtiene su forma mediante las partes de tres animales: del jaguar toma la cara y las piernas delanteras, símbolo de su cuerpo complejo, aterciopleado y suave. El antílope le da las piernas traseras, que evocan las notas herbáceas y frutales, de los campos que le servirían para desplazarse con agilidad. Y el águila real le da sus alas, que representan el sabor a madera de mezquite ahumada y que es también un símbolo del origen del país y de sus tradiciones.[/vc_column_text][vc_column_text]Aún en los albores de este siglo, hay historias excepcionales que derivan en mitos de los que buscamos formar parte o, al menos, queremos creer. Y uno de esos es Mezcal Creyente.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_empty_space height=”50px”][/vc_column][/vc_row]